viernes, 9 de noviembre de 2012

La historia de Tim


En 2002 llegué a Ámsterdam a iniciar mi maestría en Ciencias Sociales en un centro internacional de estudios que dictaba todos sus cursos en inglés. Mis compañeros y compañeras venían de muchas partes del mundo, de las cuales yo sabía poco o nada. Uno de ellos era Tim. Su nombre real en chino, nunca lo supimos, porque sólo lo dijo 2 veces seguido de la frase “por favor  solo llamarme Tim”. Él provenía de una provincia en el centro de China, lejos de Beijing.
Yo poco hablaba con Tim porque en ese entonces mi inglés era más bien limitado, tenía mucha dificultad para los acentos marcados y adicionalmente él poco socializaba con las mujeres, sólo con una gringa-holandesa que era maravillosa.
Al cabo de varios meses, nuestra amiga en común celebraba sus 40 años y nos invitó a una cena- fiesta en su casa. Éramos pocos los invitados, pero entre ellos estaba Tim.
Después de varias horas de comer, beber, fumar, reír, nos sentamos en el piso todos a contar historias. Obviamente, “nosotros” –los otros- éramos extraños para los holandeses en muy diferentes niveles…
Entonces Tim empezó a hablar. Mi primera sorpresa fue comprobar que en muy poco tiempo su inglés se había transformado en un hablar pausado, rítmico, sin tonos altos ni bajos y con un poco de acento holandés (mi inglés, también era mejor, aunque por otros motivos yo tenía acento chileno).
Desde pequeño Tim fue identificado como un niño con una capacidad especial para los idiomas porque a los 6 años ya hablaba muy bien su lengua materna (hablada por una minoría étnica de 70 millones de habitantes), cantonés y mandarín básico. Aprovechando sus habilidades, Tim fue instruido en lenguas gracias a lo cual era fluido en inglés, ruso y japonés. No obstante, esas habilidades no eran gratuitas en China, por lo cual fue rápidamente cooptado por el ejercito popular de China, como traductor; su especialidad: documentos encriptados entre el ejercito chino y el ruso. En ese momento mi cabeza ya daba vueltas pensando en los secretos que nuestro tímido y delgado Tim tuvo que leer, traducir y reencriptar… la cantidad de cosas horribles que frente a sus ojos pasaron y él cumplió su misión.
Pero había un punto aún más interesante de la historia. ¿Cómo era que un traductor del ejercito chino termina haciendo una maestría en estudios sociales con énfasis “en género y estudios de sexualidad”?

Abrochen sus cinturones…

Tim era gay. Un alto deshonor para cualquier familia china, pero sobretodo para una orgullosa de tener un oficial en el ejercito. Paradójicamente, todas sus parejas habían sido oficiales del ejercito, casados, con hijos, miembros antiguos del partido etc. Tim, encerrado en un closet, vestía un uniforme militar.
Su trabajo lo deprimía, él quería hacer otras cosas, pero sencillamente estaba sentenciado a ser traductor del ejército para siempre. Este era su don y en consecuencia, eso debía hacer para honrar a China, al ejercito y a su familia.
Un par de veces intento pedir la baja, pero dada la importancia de los secretos que su trabajo demandaba era imposible. La alta confidencialidad de su labor lo obligaba a estar vinculado al ejercito, como traductor, por muchos años.

Un día con algo de efectivo y mucha soledad Tim se aventuró a ir a comprar un par de dvds porno. Cuidadosamente se puso una gorra para ocultar su corte de pelo militar, se armó de valor y se adentró en las calles de distribución de videos prohibidos.
Tim concretó su transacción.
Esa tarde-noche, preparó todo para una sesión de diversión adulta autohomoerótica.  
Entonces le dio play al reproductor de dvd, no bien habían pasado las primeras escenas cuando imagen y audio se detuvieron. Sacó el disco, comprobó que estaba limpio, intentó reiniciarlo y volvió a llegar a la misma escena. No avanzaba más. Con paciencia, retiró el disco y lo cambió por otro que ni siquiera arrancó. Una vez más la calidad del producto pirata chino, lo decepcionó. Inició el procedimiento con un tercer disco que después de hacer muchos ruidos nunca arrancó.
Molesto, pero ansioso, Tim tomó los discos, la gorra y retornó al sitio. Al llegar manifestó su descontento ante el producto pirata sin calidad, en una de esas peleas que desde el inicio uno sabe perdidas; de repente, en medio de una acalorada pelea sonó una sirena: LA POLICIA.
En resumen fue detenido por circulación de material inmoral, por conducta deshonrosa y por incitación a la pornografía. Todo lo anterior junto podía ser suficiente para que pasara una larga temporada en la sombra.
Sin embargo, su castigo llegaría a ser más deshonroso de acuerdo con el ejercito y el partido. Sería retirado del ejercito con baja deshonrosa. Había salido del closet; dentro dejó el uniforme, el corte de pelo al ras y muchos secretos militares entre Rusia y China.
Su madre lloró, su padre lo despreció, pero con sus ahorros, un par de correos y sus suficientes conocimientos de ingles, preparó un dossier para ir a estudiar en Holanda, país conocido por su tolerancia  hacia la identidad sexual.

Años después supe que Tim estaba felizmente casado con un belga, había recibido el asilo político para proteger su derecho a la libre identidad sexual . También había aprendido holandés y alemán. Su trabajo actual es ser traductor de poesía china al holandés.

1 comentario:

MM dijo...

Me gustó mucho.

Brindo por Tim, quién se liberó de la gran república del closet.

También brindo por ustedes dos, que son buenos para aprender idiomas pero mas importante, porque se encontraron uno en común.

Gracias por contar la historia!